Voto cautivo (Por primera vez la democracia entró a la cárcel de Río Cuarto)
La 110 fue la única mesa de toda la ciudad que convocó a votantes de siete provincias diferentes. Es una de las dos que se habilitaron en la cárcel de Río Cuarto. Por ahí pasaron los Menducos, Sanjuas, Puntanos, Pampas, Porteños y otros cuantos que por ahí perdieron el alias que remite al lugar de procedencia para quedarse con otro más heavy, el que se tatuaron en un brazo con trazo tembloroso en tinta china o el que uno podría conocer repasando sus prontuarios. La otra mesa, la 15 es la de las mujeres y ahí el asunto es más sencillo, como todas las detenidas son de Río Cuarto o de la región, en las opciones de voto sólo figuraron, además de los candidatos a presidente, únicamente los legisladores cordobeses. Las autoridades electorales simplificaron las cosas de tal forma que, en lugar de toparse con una orgía de boletas, los internos sólo tenían que entrar al cuarto oscuro con una planilla y un sellito, y estampar la marca en el casillero que correspondía al candidato elegido. Así